MANIFIESTO DE APOYO A LA HUELGA GENERAL DEL 29-S
¡HAY QUE PARARLES!
Ante la convocatoria de huelga general hecha por las organizaciones sindicales la Plataforma Contra la Crisis manifiesta: 
La  Banca y grandes empresas (Banco Santander, Telefónica, Repsol…)  aumentan atrozmente sus beneficios, después de que para no ir a la  quiebra el gobierno ZP les haya inyectado miles y miles de millones de  las arcas públicas. Al mismo tiempo se suceden medidas y más medidas  contra las clases populares y la clase trabajadora: congelación de  pensiones y la consiguiente pérdida de condiciones económicas; reducción  salarial a empleados públicos, extendida más pronto que tarde a toda la  clase (así lo demuestra el ejemplo del metro de Madrid, disminuida en  gran medida la agresión gracias a su magnífica huelga), recortes de  gastos sociales.
Como  todo ello les parece poco se descuelgan con una llamada “reforma  laboral”, que no significa sino deformar y hundir aún más las actuales  condiciones de trabajo profundizando desempleo y precariedad.
La reforma laboral supone:
- abaratar      sustancialmente y socializar el coste del despido,  no      entre la patronal, sino entre toda la población asalariada. En  primer      lugar, porque el Fondo de Garantía Salarial (FOGASA)  aportará lo      correspondiente a 8 días por año trabajado en los  despidos de cualquier      contratado indefinido. Porque facilita el  despido objetivo, colectivo, con      una justificación muy laxa,  permitiendo el despido por 20 días (que serán      12 para el  empresario, al aportar el FOGASA los 8 días restantes). 
- ampliar      las posibilidades de emplear las modalidades del contrato de formación y      del contrato en prácticas,  destinadas a jóvenes, pero ya      no tan jóvenes (puede emplearse a  colectivos de hasta 25 años). Se trata      de contratos de salarios por  debajo del SMI y de los mínimos en convenio,      compensados con  formación teórica, un certificado profesional de valor      simbólico y  una minúscula prestación por desempleo. 
- anunciar      el compromiso con una posible reforma de la negociación colectiva, y como      anticipo plantea una mayor facilidad de inaplicación y descuelgue      salarial de los convenios. Con ello, la reforma laboral abre las      puertas a la liquidación de la propia negociación colectiva,  del      papel que juegan las organizaciones de los trabajadores y del  propio      Estatuto de los Trabajadores, imponiéndose un modelo de  individualización      de la relación salarial en el que los empresarios  puedan negociar frente a      los trabajadores sin tener que verse  constreñidos por convenios colectivos      o regulaciones laborales. No  es éste un aspecto menor, pues la reforma      tiene como uno de sus  objetivos la derrota y desaparición de los      sindicatos, como ya hizo  Thatcher en su momento en Gran Bretaña, para      poder marcar unas  nuevas reglas del juego en Europa entre trabajo y      capital, donde no  haya ninguna posibilidad de preservar los intereses más       elementales del mundo del trabajo y su organización colectiva.
- privatizar      parcialmente la intermediación laboral.  En lugar de promover un      servicio público más fuerte, con más  recursos y más competencias,      asistimos a la legalización y  externalización de la intermediación laboral      hacia las agencias de  colocación privadas; y a la ampliación del margen de      maniobra de  las ETTs, que podrán actuar en la sanidad y en la      construcción.
¡Ojo! Que no paran ahí.  Anuncian nuevos ataques contra nosotros: prolongación de la edad de  jubilación, así como aumento de los años de cotización para cobrar la  pensión. La excusa es el aumento de edad de la población y la mayo  duración del periodo de cobro de la pensión de jubilación, que haría  inviable el sistema. La realidad es que no hay ningún problema con el  sistema de pensiones público. El problema está en el mercado laboral  (baja tasa de ocupación, bajos salarios, precariedad etc.), con su  repercusión en las cotizaciones al sistema público de Seguridad Social.  Estas predicciones catastrofistas, como todas las anteriores (el Círculo  de Empresarios en 1996 predijo para 2010 un déficit por un importe  equivalente al 10% del PIB, cuando todo el mundo sabe que el sistema hoy  tiene superávit y un fondo de reserva acumulado de más de 60 mil  millones de euros –aprox. 6% PIB-), buscan desviar fondos de las  familias hacia los fondos de pensiones privados, los cuales sí que son  de dudosa viabilidad y rentabilidad.
También  está anunciada una reforma de la cobertura del desempleo. Por tanto,  más y más agresiones contra los que nada tienen que ver con el desastre y  fracaso del sistema económico actual ni con las francachelas  financieras de los que colectivizan las pérdidas y se quedan con los  beneficios. 
Son  “reformas” que a pesar de sus mentiras aumentan el paro y la  precariedad, no son creadoras de empleo, favorecen a las grandes  empresas, profundizan en el recorte de derechos y la desprotección  social. Conviene recordar que España en la actualidad ocupa el último  lugar de UE-15 en materia de protección social.
Esta  ofensiva abierta por la burguesía y sus políticas neoliberales se prevé  sostenida en el tiempo. De hecho, asistimos a un importante cambio de  ciclo: se ha dado un salto cualitativo en la magnitud y calado con el  que se aplican las políticas de ajuste contra la clase trabajadora en el  seno de la UE. Hace décadas que convivimos con la ofensiva del  neoliberalismo contra las conquistas democráticas y sindicales de los  trabajadores en la UE. Sin embargo, la virulencia y la magnitud de las  medidas recientemente tomadas por el gobierno español y por otros  gobiernos de la UE se emparentan directamente con las medidas de ajuste  estructural impuestas por el FMI en América Latina durante los años 80, y  cuyas dramáticas consecuencias sociales son de sobra conocidas. La  orientación de estas medidas es inequívoca: no sólo pretenden trasladar a  la clase trabajadora el coste económico de la crisis y lanzar una  durísima ofensiva contra las organizaciones sindicales y su capacidad de  interlocución social, sino que, además, persigue consolidad las  políticas neoliberales causantes de la crisis aprovechando la falta de  respuesta social a esta agresión a la mayoría de la población.  
Por  todo ello, esta huelga general debe permitirnos ser el punto de partida  de una lucha sostenida en el tiempo contra las políticas neoliberales  fracasadas, como vienen ocurriendo en Grecia y Francia. El 29 de  septiembre, jornada de lucha europea, debe por lo tanto ser una  estupenda oportunidad para vencer la pasividad y alcanzar el suficiente  grado de confianza, conciencia y unidad con el objetivo de pararles los pies.
¡No a los recortes del gasto público!
¡No a las privatizaciones!
¡Contra el paro y la precariedad!
¡Por la defensa del sistema público de pensiones!
¡Por una reforma fiscal progresiva!
¡Por una banca pública!
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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